viernes, 26 de junio de 2009

25 de junio de 2009.

Es inevitable mencionarlo aquí dada mi temprana admiración, y porque estuvo presente en el mundo artístico por al menos treinta y cinco años: referencia fundamental en el quehacer de la industria musical, aquélla de los ochenta por supuesto. Compositor, cantante y bailarín brillante, quien materializó su talento en producciones absolutas, con lo mejor disponible en tecnología, destacados ejecutantes, arreglistas excepcionales, Quincy Jones, videos históricos, masivos espectaculares.

Es ineludible hablar de otro aspecto, que a pesar de su transformación crónica, le ha quedado como su rincón menos claro. Aunque a un artista si a caso se le juzga con justicia es por su obra, existen límites deleznables en el “crimen privado”, tal vez imposibles de ignorar. El día de mañana quizás muchos recuerden al rey mientras por su pecho pase una sensación de extrañeza y dolor, como la que me acompaña desde enterarme. Sí estuvo presente en memorables episodios de mi infancia, pero probablemente también y de manera muy distinta en la de otros. Nunca lo sabremos con certeza, de ahí también el dolor, porque justa sería su reivindicación en caso dado.

Sólo escucharlo y que por la mente pasen las imágenes de la rata, las luces o los monstruos. Disfrutar su amplísimo legado que elevara la música pop hasta sus máximas posibilidades artísticas universales. Evitar lo ineludible de un ser extraordinario.

1 comentario:

dyannabizzz dijo...

el misterio, la excentricidad, lo oculto... me quedo con la fascinación de sus creaciones.