martes, 8 de noviembre de 2016

Es mi alma.

Caminaba directo hacia el fuego cuando tomado de mi brazo inspiraste una frase que poco conocía, que ya había olvidado, tan fresca y tan pálida para estas alturas, que poco pude responder con esa premura que me exigías.

Caí ante todo por el colmo de mi vergüenza, por la tristeza de expulsar mi aliento con humo de humillaciones perversas. Ya sin dicha, tan callado y con poco por esperar, aludiste a nuestro encuentro afortunado, hoy doloso ante todo ufano.

¡Cuánto me provocaste antes de esta ilusión ya proscrita! ¡Dame más motivos sin tus razones viejas! O mejor tus tiernas palabras para éstas las mismas penas.


Ahora, sin drama ni recelo te dejo ir, esperanza, muerta en vida, si con tu vida ungiste mi alma.


Noviembre de 2016.



No hay comentarios: