domingo, 24 de mayo de 2009

Así, un día de febrero.


Y en este oscuro diario despertar,
amanecer es morir,

respirar hasta consumir el alma,
y nuestros pasos
como silencios interrumpidos.


No basta luego callar
le reclamo hasta al minúsculo ser,
ya seca la voz,
de espíritu cansado,
me voy a la cama
a solo dormir.


¿Quién sabe si sigan días o años?

Preguntar sería volver a creer,
la vida pasó...
y cuanto más cercanos
la tristeza:
alguna vez
fuimos, y vivimos.

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