Fue el hastío, la razón o el destino:
nos hicimos fuertes cada vez,
en cada mirada,
en tu azul y nuestro amanecer.
Y comprendí diversos caminos,
horizontes profundos,
el destino pintado de cielo
porque significábamos más,
poco o más,
que el simple anhelo.
Cantos de armonia errada,
seguimos hasta ahogarnos,
los minutos tan fríos
y nunca lo sentimos,
incluso, no morimos,
de hecho aún mentimos.
1 comentario:
pensé por un momento que harías un "homenaje" a Pérez Prado, al ser su 20 aniversario de fallecimiento. viva el Maestro, juuuh!
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